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Familia: Félidos
Orden: Carnívoros
Clase: Mamíferos
Identificación: Su gran tamaño y la característica piel rayada del tigre lo hacen inconfundible y fácil de identificar.
Tamaño: Longitud cabeza - cuerpo: 140-280 cm; longitud cola, 60-110 cm; altura en la cruz, 94 cm.
Peso: 65-306 kg (desde la hembra del tire de Sumatra hasta el macho de la subespecie siberiana).
Distribución: Muy discontinua a lo largo del subcontinente Indio, también Birmania, Indochina, Sumatra, sudeste en China y región al sur del Amur en Siberia.
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Alimentación: Exclusivamente carnívoro; los cérvidos -como los ciervos sambar y chitales-, bóvidos salvajes -como los búfalos y gaures-, jabalís y antílopes son sus presas preferidas, aunque también consume a veces mamíferos más pequeños y aves.
Reproducción: Entre 2 y 3 crías por camada tras 104-106 días de gestación. Los machos alcanzan la madure sexual a los 4 ó 5 años de edad; las hembras, a los 3 ó 4.
Procedente del sur de China, el tigre encontró sus mejores hábitats en Indochina y el subcontinente indio, aunque también colonizó gran parte de Asia -desde el Cáucaso hasta las tres primeras islas de Indonesia-. Los biomas que el tigre ocupó en esta área de distribución eran tan variados como sus climas, y sólo tenían en común la existencia de una cobertura vegetal que permitirá la caza por sorpresa, un suministro de agua y un suficiente número de presas. Al adaptarse a tan diversos hábitats, el mayor felino del mundo desarrolló morfologías distintas y evolucionó hasta diferenciarse en al menos ocho subespecies. Hoy en día, tres de estas subespecies ya están extinguidas y las otras cinco se hallan entre la supervivencia y la extinción.
ORIGEN Y EVOLUCIÓN
Parientes cercanos
Hace sesenta millones de años, un grupo de mamíferos especialmente adaptados a la depredación de grandes presas se diferenció del tronco común, constituyendo los primitivos carnívoros. Treinta millones de años después, ya en el Oligoceno, los félidos se separaron de esta primitiva rama para formar la más estrictamente carnívora de las ocho familias en a que hoy se divide el orden. En esta ancestral ramificación de los félidos, apareció hace aproximadamente siete millones de años la subfamilia de los felinos, de la que un millón de años después surgió el entronque que daría lugar a los distintos géneros actuales.
Uno de los más antiguos, el Neofelis, apareció hace cinco millones de años, originando la actual pantera nebulosa. Unos tres millones de años después surgió el género Panthera, que acabaría dando origen a las cuatro especies más emparentadas en la actualidad: el jaguar (Panthera anca), el leopardo (P. pardus), el león (P. leo) y el tigre (P. tigris).
La expansión del tigre
Los fósiles de tigres más antiguos que se conocen se encontraron en China y tienen algo más de un millón de años de antigüedad. Desde allí, y aprovechando los cambios climáticos que se sucedieron durante el período glacial, el tigre colonizó los territorios situados más al norte y, tras una progresiva adaptación al frío y a la nieve, ocupó Manchuria y los bosques de robles y coníferas del sur y este de Siberia.
En su tenaz proceso de expansión, empezó a extender sus dominios hacia el oeste, bordeando el Himalaya y las altas estepas del centro de Asia, hasta alcanzar el sur del Capio, gran parte de Oriente Medio e incluso los alejados contrafuerte del Cáucaso. También extendió su área de distribución hacia el exuberante sur, hacia la península malaya y Sumatra, hasta llegar a la pequeña isla de Bali. Con más facilidad aún, esta progresión continuó hacia el sudoeste y, tras invadir Tailandia, Birmania, Assam (en el nordeste de la India) y Bangladesh, el gran felino rayado colonizó finalmente la India peninsular, donde encontró su mejor hábitat (hoy es en esta región donde el tigre presenta una mayor densidad).
Aunque hace miles de años Sumatra, Java y Bali estaban probablemente unidas por puentes de tierra, es indudable que las aptitudes natatorias del tigre facilitaron la expansión de su área de distribución original. También ayudaron en este avance la gran adaptabilidad del superdepredador, característica que le permitió variar su tipo de presas a medida que iba ocupando zonas nuevas.
TODAS LAS SUBESPECIES
Hasta la primera mitad del siglo XX sobrevivían por lo menos ocho subespecies de Panthera tigris. Sin embargo, hoy en día, el tigre del caspio (Panthera tigris virgata), el de Java (P. t. sondaica) y el de Bali (P. t. balica) -que ocupaba los extremos de la amplia distribución original del gran felino rayado- se han extinguido. Las cinco subespecies que sobreviven, incluida la más numerosa y extendida del tigre de Bengala (que es la subespecie nominal), están todas en peligro de extinción.
TIGRE SIBERIANO O DEL AMUR
(Panthera tigris altaica)La regla de Bergmann, que es válida para la mayoría de aves y mamíferos, estipula que las subespecies o razas geográficas tienen un tamaño tanto mayor cuanto más baja sea la temperatura media del ambiente en el que viven.
El tigre, en su amplísima área de distribución original, no podía ser excepción a la regla, y así, mientras los tigres de Malasia apenas alcanza 80 cm de altura, la subespecie que originalmente ocupó Corea, Manchuria y el sudeste de Siberia posee hasta 94 cm de altura en la cruz. Esa subespecie, que e distingue además por su robustez, por su pelaje espeso y apretado y por su gruesa capa de grasa subcutánea de 1,5 a 3 cm de espesor -adaptaciones todas ellas al duro clima siberiano- es, con sus 306 kg de peso máximo y sus 3,75 m de longitud total, el mayor félido de la actualidad, superando al león. Ora variación gradual en esta serie de formas taxonómicas cuyas áreas se encadenan ordenadamente de norte a sur es el color del pelaje, de tal forma que los tigres siberianos suelen ostentar como color de fondo un ocre más bien pálido, mientras que los indonesios, por ejemplo, poseen un tono muy rojizo.
Como el resto de subespecies, el tigre siberiano se halla en peligro de extinción, aunque su situación ha mejorado un poco gracias a un ambicioso proyecto de conservación emprendido en 1992 y en el que cooperan americanos y rusos -los miembros del Hornocker Wildlife Institute y el equipo de Yevgueni Matiuskin, de la Universidad de Moscú-.
De este modo, se ha podido recuperar buena parte de sus efectivos en la Reserva de la Biosfera Sijote-Alin y sus alrededores. Gracias a estos estudios, hoy sabemos que el territorio del tigre siberiano puede abarcar hasta 1.300 km2, es decir, mucho más que el de las otras subespecies; que sus principales presas son los jabalíes y cérvidos de tamaño grande y mediano; y que, por lo menos en lo que respecta a estos últimos, la depredación obedece en parte al instinto, ya que unos tigres que no habían recibido aprendizaje materno atacaron sin vacilar un modelo de ciervo embebido con orina de ciervo. Tras la situación aparentemente desesperada del período 1992-1994, la estrategia ruso-americana de conservación del tigre siberiano dio sus frutos y, hoy en día, sus efectivos salvajes se estiman entre 430 y 470 ejemplares.
TIGRE DE BENGALA
(Panthera tigris tigris)La subespecie nominal es el tigre de Bengala. Los machos adultos miden entre 80 y 85 cm de altura en la cruz. Su longitud rara vez supera los 3 m incluida la cola (tienen unos 2,75 m como promedio) y su peso varía entre los 100 y los 260 kg. Las hembras, mucho más ligeras, no superan los 160 kg y rara vez sobrepasan los 2,6 m de longitud. Su pelaje, como el del tigre de Indochina, es de color anaranjado, con rayas negras y partes inferiores blancuzcas, aunque una curiosa excepción cromática la constituyen los tigres blancos de la India -que, sin embargo, no constituyen una subespecie-. Reciben este nombre por ostentar una coloración de fondo blanca crema con rayas grisáceas o de color carbón. El área de distribución actual del tigre de Bengala abarca varias zonas dispersas de la India, Nepal y Bután, la costa deltaica de Bangladesh y parte de Birmania.
Dentro de esta amplia área, el gran felino ocupa una gran diversidad de hábitats, desde los fríos bosques de coníferas de la cordillera del Himalaya hasta los tórridos manglares de los Sunderbans en el golfo de Bengala, pasando por los pantanosos cañizares y los bosques de sal (Shorea robusta), un árbol alto y compacto, del piedemonte del Himalaya, las exuberantes selvas de nordeste y el sur y los bosques espinosos y áridos del Rajastán.
A diferencia de la subespecie siberiana, que a menudo caza de día, el tigre de Bengala suele ser de costumbres nocturnas, pero es muy probable que esta tendencia haya sido adquirida por los constantes roces con el hombre. Durante los años sesenta, cuando George Scnalier estudió los tigres de Kanha -un parque nacional indio situado entonces en una zona relativamente libre de injerencias humanas- pudo comprobar que estos animales se movían en pleno día bastante más de lo que hasta entonces se pensaba. El trabajo de Schaller proporcionaría el primer retrato detallado del tigre y su relación con sus semejantes y con sus presas. El tigre de Bengala constituye la subespecie más numerosa: su número se sitúa entre los 3.000 y los 4.700; entre 300 y 460 ejemplares se encuentran en los Sunderbans, en el a menudo impenetrable hábitat deltaico de Bengala occidental y Bangladesh.
TIGRE DE INDOCHINA
(Panthera tigris corbetti)Subespecie que presenta un pelaje más oscuro que el del tigre de Bengala y más claro que el de China meridional.
Su hábitat corresponde a las densas selvas del este de Birmania y las selvas y sabanas de Indochina, pero poco se sabe de esta subespecie ya que su estudio se ha visto dificultado por la guerra de Vietnam y la difícil situación política posterior. Más recientemente, cuando la apertura fronteriza de Laos, Vietnam y Camboya permitió emprender investigaciones más detalladas, la mala sorpresa fue descubrir la gran esquilmación sufrida por esta subespecie.
Este problema, que afecta a la supervivencia del tigre de Indochina, se encuentra igualmente en Tailandia, donde los grandes ungulados han sido perseguidos casi hasta la extinción, y los tigres que quedan intentan sobrevivir dando caza a puercoespines, monos y pequeños cérvidos, tales como los diminutos multjacs y el algo mayor ciervo porcino. Se estima que los efectivos de tigres de Indochina se sitúan entre 900 y 1.150, sin contar con los de Birmania y Laos, cuyos datos todavía no están disponibles.
TIGRE DE LA CHINA MERIDONAL
(Panthera tigris amoyensis)Este tigre habita en las sabanas herbáceas, los bosques de robles y álamos y las montañas cubiertas de robledales, coníferas y helechos arborescentes de la China meridional (aunque originalmente ocupaba todo el este del país). Su pelaje es ocre rojizo, mientras que el color blancuzco de su vientre apenas se extiende por sus flancos. Si bien en 1950 su población estaba formada por unos 4.000 individuos, en la actualidad sobreviven unos 30 ejemplares en libertad (más otros 40 en cautividad).
TIGRE DE SUMATRA
(Panthera tigris sumatrae)El hábitat de este tigre son las selvas pluviales -a menudo pantanosas- de la Isla Indonesia de Sumatra. De tamaño bastante más pequeño que el tigre de Bengala, se distingue pro sus rayas más apretadas, sus largos pelos de las mejillas y su corta melena en la nuca. Hoy en día se estima que su población se halla entre los 400 y los 500 ejemplares.
HÁBITATS Y BIOMAS
Tres requisitos básicos
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El tigre es un depredador solidario que caza al acecho o al rececho, y que necesita, por lo tanto, una densa cobertura vegetal para subsistir. Además, el hábitat del tigre debe contener una abundancia suficiente de presa y tener acceso a uno o varios cursos de agua permanente.
Siempre que se cumplan estos tres factores, los hábitats ocupados por el gran felino rayado pueden ser casi tan variados como tipos distintos de terrenos con vegetación alta existente en Asia. En el subcontinente indio y en todo el sudeste asiático, el tigre está a sus anchas tanto en las exuberante pluviselvas de Sumatra, Assam o Malasia y en las estacionales junglas monzónicas de la India y Tailandia como en los áridos bosques espinosos del centro de Birmania o el Rajastán en la India; lo está asimismo en los altos cañizares de las riberas fluviales del terai, en los bosques caducifolios y de coníferas del Himalaya y en los intrincados manglares de los Sunderbans.Más al noreste, el felino rayado defiende sus territorios en los bosques de robles, álamos y chopos del este de China y en los bosques de coníferas de Siberia oriental.
Hábitats variables
Excepto en algunos bosques de perennifolias dotados de un abundante suministro de presas, los tres requisitos básicos para que un tigre ocupe un hábitat concreto no suelen ser factores estáticos. El hábitat, en consecuencia, varía con el tiempo y con las estaciones, lo que hace que los movimientos del tigre sean escasamente predecibles. En el Real Parque Nacional de Chitwan (situado en el sur de Nepal), por ejemplo, los tigres pasan la tercera parte de su tiempo en los bosques de sal (Sborea robusta), donde las presas escasean, en lugar de concentrarse en los herbazales y bosques de ribera, donde se produce aproximadamente el 90% de todas sus capturas
Biomas específico
Pese a la enorme variedad de los hábitats ocupados por el tigre, el número de biomas que la especie ocupa en condiciones realmente naturales -es decir, sin que la presión antrópica le obligue a colonizar otras zonas- se reduce a estos siete: la pluvisilva o selva húmeda ecuatorial; el manglar; las zonas altas de vegetación alpina; los bosques caducifolios; los bosques de bambúes; las sabanas herbáceas siempre que la vegetación ofrezca los suficientes refugio y las sabanas arbóreas. De los siete, el más espectacular quizá sea el manglar, especialmente e del golfo de Bengala, que alberga la Reserva de tigre de los Sunderbans, en cuyos 2.585 km2 habitan más tigre que en cualquier otra reserva de la India y probablemente de toda Asia.
AMENAZAS Y PROTECCIÓN.
El Proyecto Tigres
Para evitar la extinción del tigre, cuya supervivencia estaba y está aún hoy en día seriamente amenazada tanto por el furtivismo como por la destrucción de sus hábitats, en las últimas décadas se han desarrollado diversas iniciativas de protección. En este ámbito, destaca el Proyecto Tigre, instituido por el gobierno de la India en 1973. Este ambicioso plan estableció la protección del gran felino en nueve parques nacionales, número que desde entonces ha aumentado hasta 23. Por desgracia, tras el asesinato de Indira Gandhi en 1984 -y el desplazamiento del poder central hacia los políticos locales-, el entusiasmos por la defensa de las junglas indica empezó a decrecer bajo la presión de un número creciente de votantes con escasos medios, que veían en ellas una fuente inagotable de combustible y de forraje.
A este problema se volvió a sumar otro todavía más grave, el del furtivismo para suplir la demanda de huesos y otras partes del cuerpo del tigre que se usan en China en ciertos preparados
supuestamente medicinales y afrodisíacos. El resultado fue una drástica disminución de los efectivos del tigre. Tras diez años de confusos intentos de protección, una reunión de los representantes de la mayoría de países implicados, que se llevo a cabo en la ciudad de Nueva Delhi, tuvo como efecto la prohibición del tráfico de huesos en China y Taiwán y, como consecuencia, una disminución del furtivismo, por lo menos en apariencia.
Pese a ello, todavía no se ha conseguido erradicar totalmente el furtivismo, lo que, unido a otros factores, podría llegar a provocar en parte la desaparición de la especie. Para que esta sombría predicción no se cumpla será necesario crear nuevas zonas protegidas, que no sólo defiendan a tigre sino también su hábitats y, especialmente, sus presas.
EL TIGRE DE SIBERIA
El depredador rayado
El tigres siberiano es el felino de mayor tamaño, quizá porque no se ha visto obligado a sacrificar peso par cazar a la carrera. Sin embargo, su cuerpo es extraordinariamente musculoso, como corresponde a un depredador que se desliza entre la espesura y caza por sorpresa.
Cabeza
Redonda; gorguera considerablemente mayor en los machos.
Orejas
Por su movilidad y su combinación de blanco y negro, son muy útiles en la comunicación; el finísimo oído es un sentido primordial en la detección de presas.
Vista y Olfato
Los ojos, que proporcionan una excelente visión diurna, están provistos de una capa reflectante que permite a tigre ver con sumo detalle en la oscuridad. El olfato no es tan esencial como la vista o el oído en la detección de presas. De todos modos; más importante que la nariz es el órgano de Jacobson, una zona de células sensoriales situada en lo alto del paladar que es muy útil para analizar las marcas olorosas.
Boca
Los largos colmillos no sólo son útiles en la captura y sacrificio de las presas: tras haberse alimentado de los cuartos traseros de su víctima, el tigre utiliza asimismo sus colmillos para cortar y extraer los intestinos y el estómago y poder alimentarse de la carne que entonces queda al descubierto.
Mandíbulas
Potentes, con cuatro acerados colmillos de hasta 7,5 cm de longitud, que permite seccionar no sólo as arterias, el esófago y la tráquea de la presa, sino también su columna cervical.
Garras.
Las aceradas garras, largas, potentes y retráctiles, cumplen una función esencial en la captura de presas.
Cuando el tigre salta de improviso sobre una presa para morderla o derribarla, las garras le sirven para agarrarse al lomo del animal. Cuando la presa pasa velozmente frente al tigre, le sirven para detener su carrera de un zarpazo. Todo lo dicho es aplicable únicamente a las garras anteriores ya que, cuando el tigre mata a una pera, sus pies posteriores nunca dejan de tocar el suelo.
Patas.
Grandes y musculosas, especialmente las anteriores, cuyas enormes zarpas permiten abatir presas tan grandes como búfalos y gaúres sin tener que cazar en cooperación.
Pelaje.
Inconfundible por las rayas negras o pardo negruzcas sobre un fondo claro, es disruptivo y extraordinariamente eclíptico, siendo su pelaje más espeso y apretado que el de las otras subespecies. En el claroscuro del bosque de la hierba alta, las rayas rompen el contorno del tigre, especialmente durante el ocaso. Incluso cuando acecha durante el día, su rayado pelaje se camufla a la perfección entre el juego de luces y sombras de la maleza, mientras caza al acecho sus abigarradas marcas faciales son poco menos que invisibles sobre el fondo de la vegetación.
Las aceradas garras, largas, potentes y retráctiles, cumplen una función esencial en la captura de presas.
Cuando el tigre salta de improviso sobre una presa para morderla o derribarla, las garras le sirven para agarrarse al lomo del animal. Cuando la presa pasa velozmente frente al tigre, le sirven para detener su carrera de un zarpazo. Todo lo dicho es aplicable únicamente a las garras anteriores ya que, cuando el tigre mata a una pera, sus pies posteriores nunca dejan de tocar el suelo.
Patas.
Grandes y musculosas, especialmente las anteriores, cuyas enormes zarpas permiten abatir presas tan grandes como búfalos y gaúres sin tener que cazar en cooperación.
Pelaje.
Inconfundible por las rayas negras o pardo negruzcas sobre un fondo claro, es disruptivo y extraordinariamente eclíptico, siendo su pelaje más espeso y apretado que el de las otras subespecies. En el claroscuro del bosque de la hierba alta, las rayas rompen el contorno del tigre, especialmente durante el ocaso. Incluso cuando acecha durante el día, su rayado pelaje se camufla a la perfección entre el juego de luces y sombras de la maleza, mientras caza al acecho sus abigarradas marcas faciales son poco menos que invisibles sobre el fondo de la vegetación.
COMPORTAMIENTO Y REPRODUCCIÓN
Un solitario especial
Pese a sus hábitos solitarios, el tigre no es un animal insociable. Los estudios pioneros de Schaller revelaron que los felinos rayados de Kanha se conocían unos a otros y, por lo general, mantenían unas relaciones amistosas, o cuando menos respetuosas. La organización social de los tigres varía en función del tipo de hábitat y del tamaño y la abundancia relativa de presas. Los machos adultos ocupan grandes territorios -de 60 a 100 km2 en la mayor parte de zonas de la India, y de 500 a 1.300 km2 en Siberia-, que marcan con su orina, escarbando el suelo con sus patas traseras, arañando troncos con las delanteras y, más a menudo, con el olor penetrante de sus glándulas anales, que es específico de cada individuo. Las hembras ocupan territorios más pequeños -en la India, de unos 20 km2 como media- que e solapan entre sí, pero reservándose siempre cada una de ellas una zona vital inviolable.
Dentro de su territorio, el macho se desplaza constantemente, no tanto para buscar a sus elusivas presa sino sobre todo para demostrar a los otros tigres que lo utiliza, que lo marca y que, por tanto, es suyo. En una sola noche, recorre de 20 a 50 km, a un ritmo de 4 ó 5 km/hora, sin rugir nunca excepto cuando busca pareja o cuando acaba de abatir a una presa. Si durante estos incesantes merodeos se encuentra con otro macho, puede entablarse una lucha altamente ritualizada y rara vez cruenta; por lo general, sin embargo, ambos tigres pasan de lado sin mirarse siquiera, a no ser que compitan por una hembra.
El ciclo vital.
Los únicos encuentros afectivos entre el macho y la hembra tienen lugar durante la época nupcial, un período que rara vez se prolonga más allá de diez días. Durante este breve idilio, comparten la caza y la comida, duermen juntos y copulan con frecuencia porque la tigresa necesita ser estimulada sexualmente para poder ovular. A menos que la hembra se muestre agresiva y la serie se interrumpa, el patrón típico es de cinco a seis cópulas en intervalos de quince minutos
Después de unos 105 días de gestación, la hembra pare dos o tres crías, seis como máximo, en una guarida situada entre las rocas o entre la densa vegetación. Las crías abren los ojos entre los seis y los catorce días, son destetada cuando tienen de tres a seis meses, y comienzan a seguir a su madre hacia los seis. Pese a ferocidad con que ésta los defiende, la mitad de los cachorros no sobrevive más de dos años.
A esta edad, los jóvenes supervivientes ya son capaces de cazar por sí solos -ya han adquirido esta habilidad entre los 11 y los 18 meses-; poco tiempo después, hacia los 24 meses, se emanciparán de la madre, pero aún tardarán de uno a tres años más en alcanzar la madurez sexual.
Cuando se emancipan, los jóvenes se ven obligados a alejarse de su zona natal porque las zonas adyacentes, con una densidad mediana de presas, ya están ocupadas por sabadultos algo mayores. Hasta que consigan establecer su propio territorio, quedarán relajados a las áreas periféricas, pero este contratiempo supone una ventaja para el conjunto de la población, porque los jóvenes, en su obligada dispersión, terminan por unirse a poblaciones vecina, asegurando de este modo el necesario intercambio genético y la reocupación de los territorios libres por la muerte del antiguo propietario.
LA CAZA
El método
Cuando el tigre sale de caza, lo hace en silencio, sin emitir un solo rugido, ya que su sistema de detección se basa en la vista y el oído. Tan pronto como localiza a una presa, o avanza hacia ella o se pone al acecho y se queda completamente inmóvil, camuflado entre la vegetación por su pelaje críptico. Si avanza, lo hace paso a paso, furtivamente y quizás a contra viento, aunque a menudo prefiere que sea su víctima la que se le acerque. Durante su lentísimo rececho, el felino avanza materialmente pegado al terreno y oculto entre la espesura.
Cuando la distancia se acorta suficientemente, el tigre emprende una veloz carrera, salta sobre el lomo de su víctima y, agarrando el cuello del animal, intenta derribarlo al tiempo que le muerde en la garganta. Si la presa es excesivamente en la garganta. Si la presa es excesivamente grande, la derriba con la potencia combinada de su peso y su impulso, apretándole la tráquea con sus fauces hasta que muere de asfixia (sí la presa es pequeña, también puede matarla de un simple zarpazo).
El tigre suele improvisar su asalto según la situación de la presa y la configuración del terreno. Si el ataque fracasa, el felino no persigue a su presa y prefiere buscar una nueva. Si consigue capturarla, no la devora de inmediato sino que la traslada a un lugar resguardado donde la consume poco a poco, empezando a menudo por los cuartos traseros. El consumo de un chital o de otra presa de tamaño medio dura uno o dos días, mientras que la ingestión de un búfalo o un gaur se prolonga hasta cuatro a cinco. Durante este período, el tigre interrumpe con frecuencia su banquete para beber en el abrevadero más próximo o para hacer una breve siesta, no sin antes cubrir a su presa o esconderla entre la maleza. Esta precaución es necesaria para protegerla de los animales carroñeros, en especial de los buitres que, cuando acuden en tropel, pueden devorar la presa en menos de media hora.
Presas más comunes
Todos los tigres tienen en común su afición inveterada por los ciervos. Es su presa favorita. En el norte de Asia, siguen a las manadas de diversos ciervos como el sika. En el subcontinente indio, depredan el majestuoso sambar, el bello chital o ciervo moteado y el amenazado barasingha (Cervus duvaucelii). En Sumatra y anteriormente, cuando las habitaba, también en las islas de Java y Bali-, persiguen activamente al sambar o ciervo de la Sonda. Además de matar muchos jabalíes, los tigres adultos igualmente son capaces de matar presas tan grandes como búfalos salvajes o gaures.
Criar para repoblar
De toda las subespecies de tigres que sobreviven en la actualidad, una de la que está en mayor peligro de extinción es la siberiana. De las decenas de miles de ejemplares originales, sólo quedan unos 430-470 en libertad. La causa de esa drástica recesión es doble: por un lado, la caza furtiva, que ha aumentado mucho desde la disolución de la Unión Soviética, y por otro, la desaparición de los bosques donde vive. En la Reserva de la Biosfera de Sijote-Alin se está desarrollando el Proyecto Tigre Siberiano, concebido para proteger los esquilmados efectivos de los felinos del extremo oriente ruso.
Ante el peligro de extinción que planea sobre el tigre siberiano, se intenta criarlos en cautividad para luego repoblar sus territorios originales. Pero si bien es fácil conseguir que se apareen y den a luz sin dificultad, no lo es tanto que la madre cuide las crías. De hecho, lo habitual es que estando en cautividad se desentienda por completo, sin amamantarlas siquiera, y, lógicamente, los cachorros mueren de este modo en poco tiempo. Hay quien dice que este comportamiento tiene su origen en el convencimiento materno de no poder enseñar a cazar a sus hijos (cosa que sería vital en condiciones naturales) por la cautividad en sí y porque ella misma no sabe -porque tampoco le han enseñando- pues siempre ha recibido presas muertas-. En cualquier caso, para evitar la muerte de los cachorros de tigre de las nieves, la única solución suele ser retirarlos a tiempo del supuesto cuidado de las madres y disponer de las instalaciones adecuadas donde puedan vivir.
Además, hay que efectuar una importante planificación que evite la consanguinidad (teniendo en cuenta que la población actual de 430-470 ejemplares salvajes del tigre de Siberia se acerca peligrosamente al mínimo necesario para ello). La consanguinidad podría sentenciar la supervivencia de la subespecie aún antes de desaparecer físicamente. Como ya ha ocurrido con especies completas, cuando la población es pequeña, el número de cruces entre parientes aumenta, lo que produce una degeneración genética que va incrementando la aparición de malformaciones y enfermedades génicas. Para combatir este problema se actúa en dos sentidos. Por una parte, se estudia profundamente sobre el terreno de dinámica de poblaciones, para avaluar el estatus de cada zona y saber cuáles están bien ocupadas y en cuáles han desaparecido y podrían vivir otros ejemplares, se pueden decidir los puntos prioritarios para repoblar y aumentar así la población natural.
Por otra parte, se hace necesario disponer de ejemplares jóvenes y sanos para liberar en esas zonas.
En este sentido, la campaña conjunta entre Estados Unidos y Rusia está dando buenos resultados. Crías que e obtienen en Rusia, se envían a Omaha y Nebraska, en Estados Unidos. Allí crecen perfectamente en instalaciones situadas sobre terrenos nevados, formando parte de un programa que es el de mayor éxito mundial en la cría de grandes depredadores.
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